Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu Nombre en toda la tierra,

 

Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado:
qué es el hombre para que te acuerdes de él,
el ser humano para darle poder.

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,

Todo lo sometiste bajo sus pies.
Rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar.