Sal 121,1-2.4-5

R/. Qué alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor.

V/. Qué alegría cuando me dijeron:
¡«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.

V/. Allá suben las tribus, las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.

V/. Desead la paz a Jerusalén,
vivan seguros los que te aman;
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios. R/.

V/. Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir la paz contigo;
por la casa de nuestro Dios,
te deseo todo bien.