Madre M.ª del Carmen se definió como “Oblata”, porque se sentía llamada a “dar capacidad” a la única y sola oblación de Cristo (cf.
Hb 10,14), permitiendo que Él viviera en ella los rasgos de su amor oblativo. Y “de Cristo Sacerdote”, porque toda su espiritualidad
está centrada en Él: Jesucristo, y éste Sacerdote.
“Pro eis”: En estas dos palabras sintetizaba ella la misión —de actualidad perenne— que el Señor le confiaba.