Lectio Divina
En la Sagrada Escritura, la oblata alimenta su relación personal Dios. Escuchándole en su Palabra va dejándose transformar por Él, y va conociendo la voluntad salvífica y santificadora del Padre. De la meditación de la Palabra de Dios, y de los misterios de Cristo en particular, nace la intensidad de su contemplación.
La Palabra de Dios es alimento continuo para el alma, luz que la conduce y fortaleza que la sostiene