Esa madrugada, nuestra queridísima Madre Mª Pilar Adámez, se ha ido a la Casa del Padre. Estaba ingresada en un hospital de Huelva, desde el 12 de abril. Antes de ingresarla, le dijo a M. Teresa, nuestra Superiora General: «El Señor nos puede pedir todo, somos oblatas». Y el día que la ingresaron: «si hay que morir moriremos, está todo entregado. Todo pro eis».

TODO PRO EIS ET PRO ECCLESIA, repetía muchas veces

Ayer, día 27, sobre las 21 h., pudo poner este SMS:

«Jesús. Presiento mi última noche. Gracias mi Dios por unirme tan profundamente al dolor puro de tu entrega en Cruz».

Es el último testimonio de su entrega que hemos recibido.

Ya ha consumado su oblación en Cristo y ha dejado un rastro de santidad y de ternura para con todos.

Muchas cosas podríamos decir de ella.  Pero queda en el corazón de todas el regalo que hemos recibido de Dios habiéndonosla dado por Madre.

GRACIAS, MADRE POR SU VIDA, POR SU ENTREGA, POR SU TERNURA.

DESCANSA EN PAZ Y GOZA DE SU SEÑOR. AMÉN

 

 

 

 

 

 

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