“Mi paso por el seminario”
Feliz fui de niño, y de muchacho, y
de seminarista ya mayor; vivía en el Seminario
como en mi propia casa; era ‘mi
casa’… y al recordar aquellos años, sólo
sé dar gracias a Dios y a la Virgen, Madre
de Cristo Sacerdote, que tiene acción tan
directa en el caminar del seminarista.